Mi nombre es Rolando Scudelati, Rolo para las/os amigas/os de Ing. Química. En el año 1996 como estudiante de 3° año de la Univ Nac del Sur (UNS) participe del 1° CONEIQ en Campana generado por un grupo de visionarios encabezados por Jose “Pepe” Agra quienes se trajeron la idea (y la alegría) brasilera de armar congresos y actividades para los estudiantes de Ing. Química de nuestro país. Los objetivos para un grupo de estudiantes que no tenían internet o smart phones era un tremendo desafío de vincular a estudiantes con una causa común y trabajar con espíritu solidario por y para los estudiantes. Sin política partidaria que se mezcle y “desluzca” la causa.
Como participantes se nos “quemo el cerebro” y decidimos con la delegación de la UNS plantearnos el desafío de armar el 2° CONEIQ en Bahía Blanca (las causas nobles merecen ser acompañadas siempre). Para esto con Ariel Digiacomo, ese verano, armamos una propuesta gráfica y con contenido que llevamos con Andrés Barcia a la reunión de delegados que se realizó en la UN Rio Cuarto en un cálido febrero de 1997. En esa reunión también se trato el armado del 1° Estatuto de la Federación Nacional de Estudiantes de Ing. Química (FeNEIQ). Volviendo a los congresos, en la compulsa de sedes estaban UBA y de la UN Santa Fe, todos pesos pesados en Ing. Qca. Para elevar el nivel de entropía, los chicos que habían participado del 2° Congreso Latinoamericano de Ing. Química (COLAEIQ) en Brasil vinieron con la hermosa noticia que Argentina tenía la sede y la responsabilidad de armar el 3° COLAEIQ por primera vez fuera de Brasil convocando estudiantes de Latinoamérica. Así que los ganadores se llevaron el combo 2° CONEIQ + 3° COLAEIQ + la 1° Comisión Directiva (casi organizadora) de FENEIQ. Nunca sabré si nuestra propuesta les resulto la mejor o éramos los que teníamos más calificativos de inconscientes. La realidad es que al final de 3 días (y noches) de extensas reuniones el desafío de dar el 2° paso histórico quedo en Bahía Blanca. Andrés cuando nos subimos al bondi que nos devolvía a Bahía Blanca dijo la frase sublime de “la flecha ya partió del arco”. Simbólicamente muy bonita frase pero la realidad es que no sabía si el objeto punzante nos iba a caer en la cabeza. En Bahía nos esperaban (sin saber sus nuevos roles) los futuros miembros de la 1° Comisión Directiva de FENEIQ: Martin Bruno (tesorero), Marina Goycochea (secretaria)y Vanina Nori (prosecretaria) que se sumarian a Andrés Barcia (protesorero), Ariel Digiacomo (Vicepresidente) y quien suscribe. En mi caso el rol de Presi se me pego por propiedad asociativa ya que en ese momento también era el Presidente del Centro de Estudiantes de Ing. Química. Creo que ni Juan Manuel de Rosas sumo tantos títulos en tan poco tiempo.
La sorpresita incluía reunir fondos para un congreso low cost para seguir la modalidad brasilera de U$ 10 de inscripción. Lo demás se tenía que solventar con venta de bebida / comida, donaciones de empresas y por sobre todas las cosas… un milagro. Como otro dato para entrenarnos en nuestra futura vida profesional de presiones diarias… teníamos que armarlo en poco más de 6 a 8 meses. Con muchísimo, pero muchísimo esfuerzo y creatividad logramos gestionar sponsors básicos que nos dieron algo de papelería y merchandising. Lo demás (transporte, alojamiento, actividades recreativas y muchos etcéteras) había que gestionarlos con el presupuesto del Chavo del 8. En el medio teníamos que convocar docentes de peso nacional e internacional, comunicarnos con los hermanos latinoamericanos y las sedes universidades que no habían enviado estudiantes a Campana. Una anti diluviana internet logro parte de la magia, pero me acuerdo y me siento más cercano del telégrafo que de la IA. Por último, hacer todas las actividades requeríamos de coordinadores. Para eso sumamos a las/os chicas/os de 1° y 2° año bajo el argumento de un diploma de pasantía y vivir una experiencia única e irrepetible: se sumaron más de 30, ellos fueron nuestros héroes que después pasaron a ser dirigentes locales como Juan Esquiaga.
Para no ser extenso vamos a los resultados: logramos el COLAEIQ más barato de la historia, conseguimos alojar a 500 estudiantes en camas de metal que desarmamos, cargamos en camiones, descargamos, armamos, desarmamos y volvimos a armar facilitadas por la Base Naval de Puerto Belgrano (una proeza digna de egipcios constructores de pirámides), nos prestaron bolsas de dormir del Ejercito + una carpa para nuestra fiestas y lo más freak es que esa infraestructura hizo que los alojemos 10 días en una suerte de favela en un gran club que alquilamos. En el medio pudimos moverlos todos los días a actividades de capacitación y/o a visitas a plantas industriales locales con una logística impecable. Por las noches la fiesta (como corresponde) les dejo un gran recuerdo del Club Universitario local con uno de los valores más bajos de bebida a nivel país. El combo final hizo que futuros colegas se conocieran, se reconocieran y pudieran sentir que eran parte de una gran red Latinoamérica (hubo participantes de Venezuela, Uruguay, Chile y por supuesto una gran delegación de Brasil). De las provincias sumamos a casi todas las universidades con Ing. Química. Una vieja amiga alguna vez me dijo que mi destino como Ingeniero (pensando que era Civil) era generar puentes entre las personas… y vaya si lo hicimos.

Podría llenar páginas de anécdotas, pero en el mundo de la inmediatez prefiero ser breve, como cierre les cuento que con toda/os la/los mencionada/os antes seguimos hermanados, ya que creamos el mayor de los lazos que un ser humano puede crear, la hermandad de la trinchera al haber compartido un gran proyecto que nos excedía como individuos y que solo se pudo ejecutar con la pelea hombro con hombro. Todo con el pragmatismo y la creatividad que caracterizan al Ing. Químico. En lo personal sabía que estaba haciendo historia, pero nunca me imaginé que la antorcha iba a seguir tan viva y que 30 años después tendría la fuerza del inicio. Siempre estoy y estaré agradecido de como FENEIQ me formó dándome el espacio para desarrollar ideas, así que quienes participen en tan noble actividad saben que me contarán como un amigo, además de como un colega. Crear espacios de sociabilización y construcción de sueños colectivos sigue siendo lo que nos hace mejores seres humanos y ciudadanos. Todo está por ser realizado y mejorado. Como estudiantes es donde comenzamos a crear la nueva realidad de cada generación, el legado que generemos dependerá de lo alto que pongamos la vara.
Autor: Ing. Rolando Scudelati

